A pesar de los intentos por hacernos creer lo contrario, la comunidad científica NO es un eje solidario que apoye al NutriScore
Siguiendo al pie de la letra la Ley de los titulares de Betteridge, que sostiene, literalmente, que “cualquier titular en forma de pregunta puede ser respondido con un no”, este de hoy no va a ser una excepción.
Es decir, imagino que muy a pesar del interés que seguro tienen los autores y defensores del NutriScore, la comunidad científica ya NO es ese eje solidario que gira entorno de su herramienta, tal y como han llegado a sugerir. Tampoco son ya, por tanto, “cuatro influencers o blogueros” (póngase en estos términos el mayor menosprecio que pueda uno imaginar cuando salen de su boca o teclado) los que cuestionan, con demagogia y de forma infundada (sic) el desbarajuste que implica la adopción de NutriScore como próximo FOPL obligatorio (etiquetado frontal de los alimentos).
NotaBene: La saga de artículos sobre NutriScore, empieza a ser numerosa y sobre todo prolífica. Si no sabes de qué va el cuento y quieres ponerte al día, te sugiero leer estos dos posts, y dedicarles al menos media hora (no es que quiera que te eches para atrás, lo que quiero es que te enteres bien):
El tema es que hasta hace dos días todas las críticas podrían ser minusvaloradas y despreciadas en base a dos argumentos por su parte, ridículos, pero siempre en su mano:
- Las críticas a Nutri-Score las verbalizan perfiles que están muy lejos de alcanzar su excelencia académica. Para ellos se trata pues de críticas que, sin entrar en el trasfondo, provienen de la plebe, incluso de esa chusma de la plebe, que carece de esos cientos de publicaciones científicas, cátedras y contactos al más alto nivel académico que sí poseen ellos, los autores y defensores del NutriScore.
- Además, esas críticas a NutriScore -más bien esos agujeros negros- se plasman en redes sociales, típicamente twitter. Algo que a su juicio es un foro de escaso caché cuando los comparas con el regio abolengo de las publicaciones científicas indexadas en las que proponentes y defensores están acostumbrados. Y en cierto sentido aciertan, pero…
Es una verdadera pena que precisamente esta clase de perfiles caigan de forma tan zafia en el criterio de autoridad, tratando de acallar los contra-argumentos de los demás con un: “y esto es así porque soy tu padre”… que, explicado con palabras, no viene a ser otra cosa que la falacia del criterio de autoridad (o ad hominem), con la que se evita debatir sobre la madre del cordero, es decir, sobre los argumentos y datos que cuestionan al NutriScore.
Al parecer blogueros y tuiteros ya no están solos
No termino de entender las razones por las que se ha esperado tanto, para que sociedades científicas y comunidades académicas se unieran para alzar su voz y mostrar con argumentos su desacuerdo al respecto de la implantación del NutriScore. Por cierto, con los mismos o muy similares argumentos que se vienen expresando en este blog desde hace meses.
El caso es que la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) ya ha hecho público un documento de posicionamiento sobre los etiquetados frontales en los alimentos con especial atención al NutriScore, y no sale nada (pero nada) bien parado.
De la misma forma el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) ha publicado un documento científico tuyo título es suficientemente elocuente: “Las razones científicas de lo inapropiado del Nutri-Score para atender los problemas nutricionales del mundo actual” firmado por cerca de 50 investigadores de primer orden, catedráticos y catedráticos eméritos de diversas universidades.
Pero antes de entrar en el análisis detallado de los argumentarios de ambos escritos merece la pena poner estos dos posicionamientos en contexto.
Así, y hace cerca de dos semanas, el mundo que gira alrededor del NutriScore puso en marcha una estrategia a modo de “golpe en la mesa” con la que autores y proponentes de NutriScore querían “sacar músculo” científico de cara a la ciudadanía. Y vio la luz un Comunicado en el que cerca de 80 científicos y profesionales de la salud apoyan la implementación del Nutri-Score. Al menos eso se supone porque…
Hay personas (investigadores, profesores y catedráticos) cuya firma se encuentra en ambos documentos, el pro y el anti NutriScore
Lo irracional siempre es posible cuando se habla de NutriScore
No se puede ser de Star Treck y de StarWars al mismo tiempo, como tampoco se puede ser de Spiderman y de Supermán, o de Barça y del Real Madrid. Sin embargo, el entorno de NutriScore ha logrado un imposible: que alguien esté a su favor y firme un documento de apoyo y justificación para la implantación del NutriScore y, al mismo tiempo, firme un documento científico en el que se tacha al NutriScore de inapropiado y obsoleto, y que por tanto rechace de plano su implantación en España (sic). La pregunta del millón que te estás haciendo es…
¿Hay firmantes que coinciden en ambos documentos, el pro y el anti NutriScore?
No lo dudes, hay 4 personas que figuran con nombre, apellidos y cargo en ambos escritos. En concreto se trata de:
- Miguel Ángel Martínez-González. Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra. Catedrático Adjunto, Harvard TH Chan School of Public Health
- Francisco Tinahones Madueño. Catedrático de Medicina de la Universidad de Málaga, Jefe de Servicio y de la UGC de Endocrinología del Hospital Universitario de Málaga, Director Científico del Instituto de Biomedicina de Málaga, CIBEROBN ISCIII
- Maria Isabel Covas. Scientific Assessor NUPROAS Handesbolag, Nacka, Sweden.
- Xavier Pintó. Jefe de la Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital Universitario de Bellvitge-Idibell, Hospitalet de Llobregat, Profesor Titular de Medicina de la Universidad de Barcelona, CIBEROBN ISCIII.
¿Cómo es posible esto? Ciertamente no lo sé, pero ninguna de las opciones que me vienen a la cabeza son buenas, hay unas malas y otras peores. En cualquiera de ellas quedan dañadas, la imagen de los “corrillos científicos”, la del NutriScore, la de los propios implicados, o cualquier combinación de las opciones mencionadas.
Es posible que, ambas partes, al conocer esta situación (la pro y la anti NutriScore) alguna se apresure a eliminarlas o “arreglarlas” y no puedas comprobar el alcance de lo que digo. Por eso me he tomado el interés de ofrecerte estos dos enlaces, el de los firmantes pro, y el de los firmantes anti, para que contrastes la duplicidad de los nombres mencionados (tal y como estaban a fecha 19 de febrero de 2021). Y ya puesto también el original en la misma fecha del documento de posicionamiento de FESNAD.
Análisis de los argumentos de FESNAD anti NutriScore
(Próxima entrega)
Análisis de los argumentos de IMIBIC anti NutriScore
(Próxima entrega)
Esto no ha hecho sino empezar
(Próxima entrega)
¿Se puede ser del Real Madrid y firmar que Messi es un magnífico jugador de futbol, o es que está prohibido decirlo si uno es del R. Madrid? Creo más en las concordancias que en las divergencias. Hay mucha sabiduría en ambas declaraciones y muchos aspectos conciliables. El NutriScore es en verdad un avance, pero no es perfecto, por eso se puede alabar en unos aspectos y criticar en otros, especialmente en la calificación errónea que da al aceite de oliva. Ya lo mostramos en nuestro paper del proyecto SUN en Clinical Nutrition con datos empíricos. Aprovecho para expresarte mi admiración y felicitarte por tu gran labor divulgadora. Un abrazo,
Gracias profesor Martínez-González,
La admiración es mutua, créame, aunque en ocasiones me sorprendan algunas de sus declaraciones o acciones, y esta es un ejemplo.
Entiendo su analogía metiendo de por medio a los jugadores (Messi en este caso), pero no me convence. En absoluto. Será falta de perspectiva o, como en este caso y a la lectura de los dos documentos enteros encontrar elementos francamente inconciliables. Entiendo que no se firman solo partes de los mismos sino que en el momento de decidir dar el apoyo se le da a todo el documento.
El escrito del IMIBIC sostiene textualmente “el Nutri-Score es una herramienta obsoleta, porque no aborda el grave problema del consumo creciente de ultraprocesados, productos que están ocupando
la cesta de la compra de nuestros hogares y son responsables directos de las enfermedades no comunicables de la especie humana […] la implantación de la herramienta está encubriendo, bajo su marchamo salud, el principal problema nutricional actual, manteniendo una inercia de acción en el consumo de ultraprocesados sin tener en cuenta el bienestar de la población.
A mí, particularmente, me resulta inconcebible el apoyar estas afirmaciones y, al mismo tiempo, firmar un escrito en el que se habla de implantar NutriScore como “un paso importante para ayudar a los consumidores en la mejor selección de opciones alimentarias des de un enfoque de promoción
de la salud”.
Es decir, lo uno y su contrario al mismo tiempo. No me cabe en la cabeza.
Al respecto del estudio con la cohorte SUN del que es coautor, lo conozco perfectamente como lector (https://www.clinicalnutritionjournal.com/article/S0261-5614(20)30359-9/abstract) y, a pesar del elevado cv de sus autores y el prestigio de la cabecera, no comparto parte de su metodología ni tampoco sus conclusiones. Al respecto de la metodología se otorgó artificialmente y al margen de la realidad puntuaciones NS favorables a alimentos frescos que jamás llevarán NS (algo que se señala en las limitaciones y que a mi juicio tiene la capacidad de falsear todos los resultados) y además, a pesar de contar con los datos de ultraprocesamiento de las elecciones alimentarias (NOVA), no se compara la capacidad de uno y otro sistema para definir mejores patrones alimentarios (sabiendo además, que el NOVA no necesita hacer falsas adaptaciones de su “algoritmo”). Algo que también se señala en las limitaciones (pero que luego no se tiene en cuenta a la hora de resumir las conclusiones, la cohorte SUN está, a mi juicio (y a la de cualquiera, creo) muy lejos de representar la media de la población española.
Por último, quiero traer hasta aquí uno de los mejores argumentos críticos que se le han hecho nunca a NS y que además, de ser asumido, debería implicar el total abandono de cualquier intento de promocionarlo como herramienta de Salud Pública: Los FOPL tratan de ser herramientas simplificadoras que ayuden a consumidores muy poco formados a hacer mejores elecciones; pero resulta que su interpretación es compleja, por lo que se hace necesario formar al consumidor para su uso. Una paradoja importante. Además y en este terreno quiero también recordar que en la actualidad NS es apoyado por un importante número de multinacionales de los ultraprocesados (sí, ya sé que a los autores se les llena la boca diciendo que esto no fue así en su orígenes) y por ello no me resisto a evocar las sabias palabras de una mujer, Margaret Chan exdirectora General de la OMS: “Si una industria está involucrada en la formulación de políticas de Salud Pública, tengan la seguridad de que aquellas medidas más eficaces serán o bien minimizadas o bien apartadas en su totalidad” (https://juanrevenga.com/2014/09/todo-podrido-los-intereses-de-la-industria-alimentaria-distorsionan-las-politicas-de-salud-publica/)
Quedo a su disposición. Un cordial saludo,